No se trata sólo acerca de orar en el Templo, sino de también pedir guía al Señor de cómo movilizar a la iglesia a ganar almas y a hacer discípulos.
Hay que ORAR también para que Dios les dé ideas triunfadoras de cómo establecer el evangelismo y discipulado como estilo de vida en los miembros de la iglesia.
ORAR para que Dios le dé ideas al liderazgo de actividades evangelísticas y discipulares semanales, quincenales o mensuales donde muevan a la iglesia a ganar almas y hacer discípulos.
Actividades donde los miembros de la iglesia traigan a sus contactos a ser expuestos al evangelio.
ORAR para que Dios les enseñe a levantar la cosecha o retener frutos.
Recuerda: Una atmósfera de mucha oración y humillación es muy propicio para que la iglesia crezca en membresía.
ORAR para que Dios traiga un liderazgo eficaz y efectivo, que sepa bien capitalizar los momentums espirituales, donde los hermanos son tocados por Dios y están listos para dar frutos.
El liderazgo de la iglesia NO solo debe pensar en orar y humillarse, pero también debe pensar en ganar almas, hacer discípulos y bautizarlos. Es decir, actuar, moverse, traer fruto.
La ORACCIÓN es el combo completo.
Hay que ORAR en el templo para que suceda todo esto como estilo de vida.
ORAR. ACTUAR. COSECHAR.
ORAR para que ustedes vean milagros, sanidades, restauraciones, liberaciones, y más. Clamen para que suceda todo esto.
Orar declarando que van a ver la gloria y el poder de Dios!
Oren y permanentemente hagan declaraciones de fe, no sólo por su iglesia, pero también por su ciudad y nación.
Proclamen TIEMPOS DE COSECHA Y AVIVAMIENTO cada día, en el templo y en las casas, y principalmente ACTÚEN. Háganlo. Láncense a la conquista.
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